Apetito emocional: cuando nos comemos nuestras emociones

El apetito emocional puede ser poderoso y es fácil confundirlo con el apetito físico. En muchas ocasiones lo utilizamos como estrategia para esconder algo que nos ocurre. Te invitamos a identificar algunas claves que puedes buscar para ayudarte a diferenciarlos.

Cómo detener el apetito emocional: identifica qué lo gatilla

¿Qué situaciones, lugares o sentimientos te hacen buscar comida? El comer por emociones muchas veces está ligado a sentimientos de tristeza o sensaciones desagradables, pero también puede estar provocado por emociones positivas, tales como, gratificarte por alcanzar una meta. Te enseñamos algunas causas comunes para comer por emociones:

  • Estrés. ¿Has notado que el estrés te pone hambriento? No está sólo en tu mente.  Cuando el estrés es crónico, aumenta el cortisol (hormona del estrés), que provoca deseos de comer comidas que te dan una explosión de energía y placer. 
  • Manejo emocional. El comer puede ser una forma de silenciar temporalmente emociones desagradables, incluyendo la rabia, el temor, la tristeza, la ansiedad, la soledad, el resentimiento y la vergüenza.  Mientras te calmas a través de la comida, evitas las emociones que prefieres no sentir.
  • Aburrimiento o sentimientos de vacío. Si te sientes insatisfecho y vacío, la comida es una forma de suplir esto y ocupar tu tiempo.
  • Hábitos de infancia. Piensa en tus hábitos de comida en la niñez: ¿te premiaban tus padres con un helado por buen comportamiento? ¿Te daban dulces cuando te sentías triste? Estos hábitos de la niñez, basados en las emociones,  pueden permanecer en la edad adulta. 
  • Influencias sociales. Es fácil complacerse simplemente porque la comida está ahí o porque todos están comiendo. También puedes comer en exceso en situaciones sociales por nerviosismo o quizás tu familia o círculo de amigos te estimulan a comer en exceso y es más fácil seguir al grupo.

Encuentra otras formas de alimentar tus sentimientos

Si logras manejar tus emociones de forma que no involucren la comida, serás capaz de controlar tus hábitos alimenticios por mucho tiempo. Las dietas por lo general fallan porque ellas ofrecen consejos nutricionales lógicos, como si lo único que te alejara de comer bien fuera el conocimiento. Pero ese tipo de consejo sólo sirve si tienes un manejo consciente en tus hábitos de comida, por lo que no sirve cuando las emociones fuerzan el proceso, pidiendo una inmediata recompensa de comida.

Para detener el comer emocional, debes encontrar otras formas de satisfacerte emocionalmente. No basta con entender el ciclo del comer emocional o aún entender lo que te lo gatilla, aunque eso es un gran primer paso. Necesitas alternativas a la comida que puedan servirte para un logro emocional: como por ejemplo, aprender a hablar con una persona cercana acerca de cosas que te están ocurriendo (problemas, preocupaciones), realizar deporte, escribir acerca de lo que te ocurre en el día, entre otros. Si no sabes por dónde empezar, puedes solicitar una consejería de ansiedad gratuita con una psicóloga experta en el tema en ansiedad@uc.cl.

 Fuentes: Smith, Segal & Segal (2016). Help Guide. http://www.helpguide.org/articles/diet-weight-loss/emotional-eating.htm 

 

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