Los rayos uv provocan cambios degenerativos en la piel, ocasionando lesiones inmediatas y a largo plazo, estos efectos dañinos se obtienen al exponerse al sol o asistir al solarium.
Las principales consecuencias de la exposición solar de forma prolongada y sin protección son:
- Insolación o golpe de calor (aumento de temperatura corporal asociado a deshidratación de la persona).
- Quemadura de la piel
- Foto-envejecimiento (aparición de arrugas precoces).
- Cáncer a la piel o lunares “extraños” (más información: ver informativo “atento al lunar”).
Los síntomas de insolación son: dolor de cabeza, mareo, confusión, fatiga, piel seca y caliente, no sudorosa, aumento en latidos del corazón. En caso de que sufras alguno de estos síntomas, debes descansar bajo la sombra, en un lugar fresco y ventilado, beber líquido y contactarse con un médico que pueda dar mayor información.
Para evitar las complicaciones mencionadas debes protegerte del sol y, para ello te recomendamos lo siguiente:
- Utilizar protector solar en la piel expuesta al sol, el filtro solar debe aplicarse 20 minutos antes de la exposición. Se recomienda factor de 25 o más y reaplicarlo cada 2 horas.
- Evitar tomar sol entre las 10 y 16 horas, ya que durante ese periodo del día, es donde más fuerte se encuentran los rayos uv.
- Hidratarse bien al realizar ejercicio al aire libre y bajo el sol (aprox. 8 vasos de agua al día).
- Utilizar anteojos oscuros y sombreros que protejan el cuero cabelludo y la cara.
- Colocarse bajo la sombra mientras se está al aire libre.
- Revisar tu piel mensualmente para observar si existen cambios de coloración, lunares nuevos, distintos y/o más grandes.
Evitar el uso de tomate, pepinos, cremas, aceite, mantequilla, entre otros productos del recetario de la abuela, ya que pueden provocar mayor daño.